“En Medellín lo que se promociona es competitividad y globalidad, que es un discurso estándar como respuesta a la agenda neoliberal que en Colombia está bien implementada desde los 90 con César Gaviria» Gyna Millan. Investigadora.
“Hay algunos Estímulos que casi han pasado inmodificables por décadas, porque son entendidos como una conquista de la gestión de los sectores artísticos de la ciudad”. Carlos Mario Guisao. Subsecretario de Arte y Cultura (2012 – 2016).
«Sobre la innovación: Tengo problemas con ese término. Veo que es más empresarial. Para que las empresas o las ciudades aparezcan en rankings». Diego Molina, Técnico en procesamiento digital y Tecnólogo en informático musical.
«Hoy gran parte de los equipamientos, proyectos, festivales, espacios que ofertan y que se hacen preguntas por la cultura en la ciudad son resultado de procesos de reivindicación frente a la violencia». Ana María Restrepo, Directora del Centro de Desarrollo Cultural de Moravia
«Hay una cosa con los artistas, y es que nos sentimos avergonzados de cobrar lo que vale el trabajo» Carlos César Arbeláez. Guionista. y jurado en el Programa de Estímulos.
«El Acuerdo Municipal 48 de 2011 ha garantizado la continuidad del programa de convocatorias públicas de arte y cultural, pese a los cambios de administraciones» Isabel Cardona. Coordinadora Programa de Estímulos 2008 – 2011.
«Es normal ver que en muchos festivales se traen unas figuras internacionales que cobran mucho, pero aquí le ofrecen tres pesos a los músicos, y eso es tenaz». Natalia Valencia. Música compositora. Magíster en Música con énfasis en Composición.
“Yo creo que podrían existir otro tipo de reconocimientos, la beca más poética… así no ganara. Y que de pronto las personas pudieran aspirar a ese reconocimiento incluso más que el dinero, porque acá nos estamos educando en ganar… es como un casino. Pero incluso en Las Vegas existe entretenimiento para los perdedores”. Federico López
«Hace falta esa conexión del Programa de Estímulos con la academia o con los gremios específicos». Olga Acosta. Co-Directora de Puente
«Pronto se tiene que acabar la quemadera de DVD, la enviadera de documentos». Tomás Campuzano. Realizador audiovisual y Co-director de Mamut.
«Queremos unas becas con pocas ataduras para evitar el peligro de estatizar la cultura o de subordinarla» Jorge Melguizo. Secretario de Cultura Ciudadana (2005 – 2009).
“En la Secretaría de Cultura no tienen una apuesta de difusión a la altura de ese recurso tan importante”. Javier Burgos. Ex Coordinador Casa de la Cultura Los Alcázares.
«¿Cómo se mide la trayectoria de un artista? En un momento era edad, en otro era número de exposiciones…¿Y es que uno cuándo emerge? Si yo me gano una beca, pero después no tengo con qué comer y nadie me conoce… emergí y me sumergí”. Juan Caicedo. Artista y docente.
«Es muy duro el asunto de la cultura en una ciudad donde quienes nos administran tienen un pensamiento de san andrecito» Germán Arango “Lukas Perro”. Corporación Pasolini.
«¿Qué tanto el secretario y el subsecretario tienen la capacidad de determinar qué se hace y qué se programa en Medellín? Eso, a mi modo de ver, es una concentración muy delicada del poder y de la decisión. María del Rosario Escobar. Secretaria de Cultura Ciudadana (2012-2016)
«El gran hito para tener ‘Estímulos’ fue la Constitución del 91. Desde ese año los planes de gobierno debían incluir procesos culturales y el tema del reconocimiento del otro. María Emma Mejía y la Consejería Presidencial para la Paz tuvieron un rol fundamental en Medellín». Victor Muñoz. Artista e integrante del Museo Casa de la Memoria
“El Consejo Municipal de Cultura tiene una incidencia importante en decidir cuáles son las categorías (áreas y modalidades de los Estímulos) porque se supone que son los que están en campo abierto» Javier Burgos. Ex Coordinador Casa de la Cultura Los Alcázares.
«No es crear un proyecto para la beca, es aprovecharla para materializar algo que ya está». Diego Molina, Técnico en procesamiento digital y Tecnólogo en informático musical.
«¿Si no hay estímulos cuál es la otra base o la apuesta cultural de la ciudad?» Javier Burgos. Ex Coordinador Casa de la Cultura Los Alcázares.
“Creo que muchos de los artistas que participan de las becas piensan a gran escala pero que sin las becas no podrían haber hecho las obras que hacen» Alejandro Vásquez, sector cultural, Director Galería Paul Bardwell, Centro Colombo Americano
«La globalización de la telecomunicación y de la información nos permite tener una banda sinfónica en la palma de la mano». LuZero. Artista
“Una falta de conocimiento de las especificidades de las modalidades hace que los montos que se ofrecen, los tiempos de ejecución que se proponen y los resultados esperados estén alejados de la realidad de cada sector” Álvaro Vélez. Historiador y Dibujante.
“Creo que es tóxico que un ente gubernamental determine el tema de creación de las convocatorias. Si es así deberían llamarse “Becas pedagógicas de creación usando el arte como medio” Esteban Betancur. Docente Investigador – Música y programación
«Las becas no estimulan la creación, estimulan la creación sociológica, es decir, estimulan los almuerzos» Santiago Rodas. Poeta. Grafitero. Co-fundador editorial Atarraya.

Así suena una gran banda

En el 2014 Robinson Zapata se presentó a la beca de circulación internacional para llevar a un grupo de músicos y bailarines al Campeonato Mundial de Bandas de Marcha en Estados Unidos. Era un sueño que ninguno pensaba que fueran a cumplir. Se ganaron la beca, viajaron, muchos por primera vez y se trajeron el primer puesto. Gracias a ellos hoy existe la modalidad para bandas de marcha en los Estímulos al Arte y la Cultura de Medellín.

Es jueves en la noche en el salón principal de grandes ventanales del tercer piso de la Casa de la Música. Ahí, justo detrás de la cabina desde donde se proyectan las películas en la gran pared blanca del Parque de los Deseos ensayan, agrupados por instrumentos y modalidad, los integrantes que conforman Medellín Gran Banda.

Un chico llega con una tuba brillante. Otros dos, con trompetas plateadas, salen del salón y se dirigen al segundo piso mientras un grupo de chicas vestidas con leggins ensayan los pasos de baile.

Pa pa pa pa paaaaaaaaa suena la voz de Natalia, la coreógrafa, marcando el compás. A cada beat de la música lo acompaña un movimiento de brazos o piernas. Varias chicas van llegando y se suman a los pasos. En una de las esquinas del salón alguien ondea una bandera azul que hace un ruido especial, como de tela tensa en movimiento. Luego aparecen más banderas de colores brillantes y yo comienzo a recordar a esas bastoneras de la banda marcial del colegio de mi hermano que íbamos a ver desfilar cada domingo. A lo lejos suenan unos redoblantes y decido seguir el sonido hasta la terraza.

Las luces de las casitas del cerro y las de la estación del metro alumbran un poco las caras de los chicos que mueven con agilidad las baquetas entre sus dedos y golpean con ritmo los tambores. Un… un, dos, tres, cua… y comienzan una y otra y otra vez el redoble. Más cerca de las escaleras que conducen a los pisos de abajo se instalan 4 chicas con 4 pares de platillos dorados que enlazan en cada una de sus manos y los entrechocan con fuerza, mientras mantienen una marcha constante sin moverse del lugar.

Más abajo suenan los vientos. Tubas, melófonos y trombones van afinando mientras Juan Camilo, su profesor, pide más rapidez en la melodía. Dos, tres, cuatro. Respiran profundo y los labios comienzan a vibrar en las boquillas. El aire viaja por los instrumentos y llena de música el salón.

Esta es una banda distinta. No es una sinfónica, como las que ensayan también en este lugar, aunque es una ‘hija’ de esa red. Esta es una banda show. Su director, Robinson Zapata, perteneció a la Red de Escuelas de Música por muchos años y siempre creyó que las bandas de marcha que conocía no tenían un buen nivel pues carecían de formación musical. Una vez un profesor le propuso que en vez de criticarlas hiciera algo al respecto, algo diferente. “Varios amigos de la Red dijimos: listo, vamos a formar una así y la música que hacen las sinfónicas en un teatro vamos a llevarla a la calle, y así fue como empezó, llevamos esa música a la calle”, afirma Robinson.

De eso hace ya 13 años y hoy Medellín Gran Banda es una corporación musical que ha ganado 38 premios nacionales y 2 internacionales, entre los que se encuentran 2 mundiales a los que fueron gracias a las becas de circulación internacional de los Estímulos al Arte y la Cultura de Medellín en 2014 y 2017.

-¿Cuánto van a pedir?, les preguntó quién los asesoraba.

-165 millones de pesos, para ir al mundial de bandas en Estados Unidos, le dijo Robinson

– Están locos. No se los van a dar.

Pero Robinson insistió. Ir a un mundial se había convertido en la meta de los músicos y bailarines que integraban el grupo desde que conocieron en el 2013 a unos profesores estadounidenses que comenzaron a capacitarlos luego de verlos presentarse en el Desfile de Silleteros y quedar asombrados con la banda, asegurandoles que podrían convertirse en la mejor de latinoamérica en su tipo.

Cuando obtuvieron el estímulo les costó creerlo. Robinson cuenta que llamó a muchas personas para asegurarse de que era cierto. En ese entonces en los lineamientos de la convocatoria se planteaba un monto por integrante y por la cantidad que tenía Medellín Gran Banda la beca ascendió a 152 millones de pesos. Una cifra que no hubieran podido conseguir ‘vendiendo empanadas’, comenta Robinson.

Al estímulo se le sumaron más alegrías. Viajar a Estados Unidos, para muchos el primer viaje que hacían en avión fuera del país, fue una. La otra, ganarse el mundial. Robinson recuerda que cuando anunciaron a los ganadores por los altoparlantes, ellos, que no sabían inglés en ese entonces, no se enteraron de nada hasta que un grupo de colombianos que había cerca les avisaron y la felicidad se les desbordaba. Ese premio los posicionó como una de las mejores bandas en su género en el país.

Para seguir con el proceso de formación que habían empezado con los norteamericanos, se presentaron en el 2015 a una beca de creación en la modalidad para montaje artístico dirigido a bandas marciales que Robinson sugirió desde el Consejo Municipal de Cultura. Salieron nuevamente beneficiados y eso continuó nutriendo a la agrupación y sembrando más sueños mundialistas en los nuevos integrantes.

En 2017 decidieron volver al campeonato mundial a través de las becas de circulación. Esta vez el recurso era menor, pues cambió la norma. Ahora se asignaban no más de 60 millones de pesos por agrupación, sin importar el número de integrantes. Volvieron a ganar. La beca y ¡el mundial!

Las bandas de guerra son militares. La historia que se conoce es que cada ejército tenía una banda y a los primeros que lanzaban a la guerra era a los músicos. Eran los que hacían los llamados con los tambores. Es música y disciplina militar. En Colombia se llamaban ‘de guerra’ hasta que el presidente Belisario Betancur les cambió el nombre por ‘bandas de marcha, bandas de paz’ para dejar de lado el estigma de la guerra.

La pregunta por lo folclórico hizo que otro tipo de agrupaciones se involucraran con este formato. Las bandas de marcha comenzaron a ser una mezcla de chirimías y sinfónicas. El concepto estaba algo disperso. Luego se crearon categorías:

  • Categoría marcial: bandas militares.
  • Tradicional latina: incluye timbal, conga e instrumentos latinos.
  • Semiespecial: incluye todos los instrumentos cromáticos de metal.
  • Musical: incluye los instrumentos cromáticos de metal y madera.
  • Banda show: incluye baile, interpretación de todo tipo de música. Creación de espectáculos.

Autora: Natalia Villa D. 

Comunicadora Social- Periodista de la UPB. Se la pasa escuchando historias, algunas las escribe, otras las cuenta en imágenes en movimiento. Aprendiz de maga/yogui/hippie.

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