«Sobre la innovación: Tengo problemas con ese término. Veo que es más empresarial. Para que las empresas o las ciudades aparezcan en rankings». Diego Molina, Técnico en procesamiento digital y Tecnólogo en informático musical.
“Creo que es tóxico que un ente gubernamental determine el tema de creación de las convocatorias. Si es así deberían llamarse “Becas pedagógicas de creación usando el arte como medio” Esteban Betancur. Docente Investigador – Música y programación
“Creo que muchos de los artistas que participan de las becas piensan a gran escala pero que sin las becas no podrían haber hecho las obras que hacen» Alejandro Vásquez, sector cultural, Director Galería Paul Bardwell, Centro Colombo Americano
«¿Si no hay estímulos cuál es la otra base o la apuesta cultural de la ciudad?» Javier Burgos. Ex Coordinador Casa de la Cultura Los Alcázares.
«El gran hito para tener ‘Estímulos’ fue la Constitución del 91. Desde ese año los planes de gobierno debían incluir procesos culturales y el tema del reconocimiento del otro. María Emma Mejía y la Consejería Presidencial para la Paz tuvieron un rol fundamental en Medellín». Victor Muñoz. Artista e integrante del Museo Casa de la Memoria
“Una falta de conocimiento de las especificidades de las modalidades hace que los montos que se ofrecen, los tiempos de ejecución que se proponen y los resultados esperados estén alejados de la realidad de cada sector” Álvaro Vélez. Historiador y Dibujante.
«Es normal ver que en muchos festivales se traen unas figuras internacionales que cobran mucho, pero aquí le ofrecen tres pesos a los músicos, y eso es tenaz». Natalia Valencia. Música compositora. Magíster en Música con énfasis en Composición.
“Hay algunos Estímulos que casi han pasado inmodificables por décadas, porque son entendidos como una conquista de la gestión de los sectores artísticos de la ciudad”. Carlos Mario Guisao. Subsecretario de Arte y Cultura (2012 – 2016).
«Hace falta esa conexión del Programa de Estímulos con la academia o con los gremios específicos». Olga Acosta. Co-Directora de Puente
«Queremos unas becas con pocas ataduras para evitar el peligro de estatizar la cultura o de subordinarla» Jorge Melguizo. Secretario de Cultura Ciudadana (2005 – 2009).
“En Medellín lo que se promociona es competitividad y globalidad, que es un discurso estándar como respuesta a la agenda neoliberal que en Colombia está bien implementada desde los 90 con César Gaviria» Gyna Millan. Investigadora.
«Pronto se tiene que acabar la quemadera de DVD, la enviadera de documentos». Tomás Campuzano. Realizador audiovisual y Co-director de Mamut.
«Hoy gran parte de los equipamientos, proyectos, festivales, espacios que ofertan y que se hacen preguntas por la cultura en la ciudad son resultado de procesos de reivindicación frente a la violencia». Ana María Restrepo, Directora del Centro de Desarrollo Cultural de Moravia
«¿Cómo se mide la trayectoria de un artista? En un momento era edad, en otro era número de exposiciones…¿Y es que uno cuándo emerge? Si yo me gano una beca, pero después no tengo con qué comer y nadie me conoce… emergí y me sumergí”. Juan Caicedo. Artista y docente.
«Las becas no estimulan la creación, estimulan la creación sociológica, es decir, estimulan los almuerzos» Santiago Rodas. Poeta. Grafitero. Co-fundador editorial Atarraya.
«La globalización de la telecomunicación y de la información nos permite tener una banda sinfónica en la palma de la mano». LuZero. Artista
“Yo creo que podrían existir otro tipo de reconocimientos, la beca más poética… así no ganara. Y que de pronto las personas pudieran aspirar a ese reconocimiento incluso más que el dinero, porque acá nos estamos educando en ganar… es como un casino. Pero incluso en Las Vegas existe entretenimiento para los perdedores”. Federico López
“En la Secretaría de Cultura no tienen una apuesta de difusión a la altura de ese recurso tan importante”. Javier Burgos. Ex Coordinador Casa de la Cultura Los Alcázares.
«No es crear un proyecto para la beca, es aprovecharla para materializar algo que ya está». Diego Molina, Técnico en procesamiento digital y Tecnólogo en informático musical.
«¿Qué tanto el secretario y el subsecretario tienen la capacidad de determinar qué se hace y qué se programa en Medellín? Eso, a mi modo de ver, es una concentración muy delicada del poder y de la decisión. María del Rosario Escobar. Secretaria de Cultura Ciudadana (2012-2016)
«Es muy duro el asunto de la cultura en una ciudad donde quienes nos administran tienen un pensamiento de san andrecito» Germán Arango “Lukas Perro”. Corporación Pasolini.
«El Acuerdo Municipal 48 de 2011 ha garantizado la continuidad del programa de convocatorias públicas de arte y cultural, pese a los cambios de administraciones» Isabel Cardona. Coordinadora Programa de Estímulos 2008 – 2011.
«Hay una cosa con los artistas, y es que nos sentimos avergonzados de cobrar lo que vale el trabajo» Carlos César Arbeláez. Guionista. y jurado en el Programa de Estímulos.
“El Consejo Municipal de Cultura tiene una incidencia importante en decidir cuáles son las categorías (áreas y modalidades de los Estímulos) porque se supone que son los que están en campo abierto» Javier Burgos. Ex Coordinador Casa de la Cultura Los Alcázares.

Retornos [Fragmentos de apuntes nocturnos] – Por Hebert Rodríguez

En este documento hay algunas de las imágenes que, cuando viajo o paseo por la ciudad, percibo y quiero conservar. A manera de apuntes, las escribo en el celular o en un papel y luego las paso a mi bitácora. Las imágenes aparecen de manera espontánea, aleteando o manifestándose en un gesto y, ante la imposibilidad de retener el momento, de corresponder de manera veraz y objetiva ante la aparición, la ficción se convierte en ese ejercicio de reconstrucción, de documentación de la realidad, donde aparece la ciudad o el campo transformado y en vez de asumir una función testimonial de decir “esto ha sido”, deja las imágenes libres de espacio y tiempo; libres, para que sean interpretadas.

Por Hebert Rodríguez

Introducción – El retorno

“El recuerdo es una traición a la Naturaleza,

Porque la Naturaleza de ayer no es Naturaleza.

Lo que fue no es nada, y recordar es no ver.

¡Pasa. Ave, pasa, y enséñame a pasar!”

Fernando Pessoa.

Desde hace un tiempo comencé a pensar en esos elementos íntimos, cercanos, que acompañan mi vida: mi familia y el espacio del hogar; la ciudad, como un hogar extendido y público. Y Busqué la manera de reconstruir o recrear aquellos espacios donde crecí y pasé mi infancia. Esos espacios que de manera violenta, se interrumpieron. Y en ese anhelo trunco de recuperar, de revivir esos momentos, aparecieron las imágenes y las palabras. Sólo en la ficción es posible el retorno, pensé y me di a la tarea de indagar entre los recovecos.  Aparecieron, entonces, esas preguntas por el campo que mis abuelos dejaron y me llevó a los viajes. Quise sentir la sombra ancha de los tamarindos, sentarme en el patio de La casa de tejas donde vivieron mis ancestros, percibir el aroma dulce de los mangos y los carambolos, pisar los caminos de polvo rojo. A la par se imponía la ciudad y esos barrios grises de caserones; los amplios solares; el petricor de la lluvia en las calles; el recorrido en bus por el centro sujetado por la mano de mi madre. ¿Cómo podía volver y mostrar esos espacios que para mí son bellos? ¿Cómo podía incluir a la gente en un proceso de estos? A esas memorias, revueltas y difusas, las llamé retornos. Considero el recuerdo como una posibilidad estética. Como un volver desde el pensamiento o el sentimiento: pero cortándolo, ficcionándolo, transformándolo. ¿Corresponde uno a un lugar o todos los espacios que lo han recibido? Eso me pregunto. Apunto en libretas y llevo un registro de mis recorridos. Construyo diarios y mezclo los tiempos. Escribo cuentos. La vida se compone de fragmentos, como en un álbum, donde lo real es manipulado por una mano que corta y compone. Así, dejo el testimonio de lo que no he sido. De lo que entre voces e imágenes, proyecto y vivo.

Contenido 1

[Las palabras]

No hace falta

un aguacero

para cubrir

el cuerpo.

Con una gota basta.

No es necesario describir

en este poema

el azul, el vaho frío

del viento.

Con una palabra basta.

Para temer

no hace falta estar

frente

a un arma.

Con el silencio basta.

Contenido 2

[La transformación]

Tirado en la cama, vi cómo de mi cuerpo brotaban ramas. Salían del brazo y me rompían el cuero. Fue natural que sintiera miedo; y aunque intentaba moverme, las raíces que salían de mi espalda, me sujetaron a la cama y al suelo. Se enredaban del colchón y de los largueros. En la cuenca de mi oído, nació el sonido de un río y un tallo duro, como de guayabo, emergió de mi vientre. Como un pájaro, el grito, voló de mi boca.

Contenido 3

Día uno

[Estar solo]

Al parecer, La Paz solo emerge cuando se está solo. Cuando se imponen las rutinas de los paceños y uno es un perro más que pasea por las plazas o las avenidas.

De día, la ciudad duerme. En apariencia, un mutismo acompaña el continuo movimiento de los autos; los apurados pasos de los transeúntes; los ojos vigilantes de los policías. Y uno avanza entre las multitudes y percibe el murmullo de las mujeres y el ácido olor que dejan los hombres al mojar las calles con sus orines.

«Ya», dice una mujer al devolver un «gracias». Apenas y se intuye el balbuceo. Mueven apenas los labios y muestran los dientes. Un hombre esta noche me lo dijo: los paceños somos seres tristes, pero luego de esto sonrió. Hablaba de canciones andinas con letras de desamor.

Como ahora estoy solo, camino. Caminar es abrazarse con los apuros de los peatones. Atravieso la Avenida Montes y cruzo la calle. Allí hay un lugar tranquilo que he descubierto, en la terraza de un edificio. Se perciben los techos de los edificios y las cúpulas de las iglesias. Ichuri, se llama el lugar. En aimara, uno de los tantos dialectos que se habla en Bolivia, significa «cargar al niño en brazos». Tal vez por eso me siento a gusto allí, donde acudo a leer o a percibir el arrullo de los hombres, que como yo, pasean solos.

Sobre la noche hablaré después. Aún no la defino. No se sí el día muere o amanece.

Contenido 4

Día dos

[La necrópolis]

Al sur de La Paz hay un puente que atraviesa dos colinas. Alto, de apariencia firme. Abajo logra verse una avenida que lo cruza en sentido horizontal (la Avenida de los Poetas), que se ilumina por las farolas de los autos, como cocuyos.

—Observa —me dice Alice y señala abajo.

—No puedo. Le temo a las alturas —respondo.

Alice se ríe.

Esta ciudad, según cuentan los paceños, es una necrópolis. En los desiertos o en las montañas, hay cruces enterradas que señalan las pérdidas. Puede observarse en los caminos pedregosos que conducen de El Alto (un municipio asentado en la periferia de la ciudad), hacia el nevado Potosí, donde los muertos, como plantas, bordean los caminos. Pero en las ciudades, como en La Paz, los edificios y los puentes son las cruces. Hace unos días, Ahmed, un amigo paceño, nos contaba mientras bebíamos mate de coca, que los cimientos de estas ciudades están soportados por algo más que el cemento. Alice también me lo hizo notar, al mostrarme una placa con una cruz verde que custodia la calle Jane, de los llantos de las mujeres y las ruedas de las carrozas.

—Es difícil para los borrachines —dijo Ahmed.

Existe la creencia, de que, para dar firmeza a las columnas, una pareja de mortales debe custodiar (desde adentro) los gruesos bloques de hormigón que se elevarán sobre el cielo paceño.

—Ponían señuelos —continuó—. Te invitaban a un trago y cuando estabas ebrio, te metían en la mezcla.

El Puente de La Américas, del que hablé al comienzo, guarda este secreto. Dicen que a un hombre y una mujer, quienes fueron invitados a beber, luego de estar ebrios, los cubrieron de mezcla. El hombre despertó, impaciente y logró escapar. Los trabajadores de la obra decidieron continuar con la mujer adentro y construyeron el puente.

—Lo curioso —aseguraba Ahmed—, es que desde el puente han ocurrido muchos suicidios. Hombres que se tiran y van a dar abajo. Y es normal, hay una mujer que aún llama a su novio.

Cuando le contaba esta historia a Catalina y a Camilo, luego de su regreso desde Uyuni, en un café discreto, cerca del Palacio de Gobierno, Camilo afirmó: «Tiene sentido. Por algo la muralla China es tan resistente. Está construida a sangre y piedra».

Contenido 5

[Limpiadoras]

Ellas recorren

Con sus trajes azules

Y blancos,

Blancos y verdes

Negros; con decorativos de encaje

Los baños

Mientras los hombres orinan

Y las mujeres se maquillan

Y huyen

Manchándolo todo.

Pero ellas,

Con su llanto mudo

Empapan el lugar

Con lágrimas azules

Olor a lavanda

Y el lugar brilla

Y ellas esperan, esperan.

Contenido 6

[Fuego]

La llama

Acaricia el papel

Mientras crepita.

De las cenizas,

Un signo

Un gesto

silencioso es

el paso de la muerte.

Contenido 7

[Cotidianidad de una anciana]

                                                 A Bárbara.

Sé que no extrañas el campo.

Aquel corredor tranquilo frente al guayabo.

el cacareo de tus gallinas,

el olor de las porquerizas,

los perros de la vereda

intrusos y lánguidos.

De ese campo eres,

                            abuela,

un recuerdo.

Pero aquí,

            en esta ciudad,

eres olvido.

Polvo de tus hijos y tus nietos

Huérfana de padres y de tierra,

en un caserón gris.