Así suena una gran banda
En el 2014 Robinson Zapata se presentó a la beca de circulación internacional para llevar a un grupo de músicos y bailarines al Campeonato Mundial de Bandas de Marcha en Estados Unidos. Era un sueño que ninguno pensaba que fueran a cumplir. Se ganaron la beca, viajaron, muchos por primera vez y se trajeron el primer puesto. Gracias a ellos hoy existe la modalidad para bandas de marcha en los Estímulos al Arte y la Cultura de Medellín.
Es jueves en la noche en el salón principal de grandes ventanales del tercer piso de la Casa de la Música. Ahí, justo detrás de la cabina desde donde se proyectan las películas en la gran pared blanca del Parque de los Deseos ensayan, agrupados por instrumentos y modalidad, los integrantes que conforman Medellín Gran Banda.
Un chico llega con una tuba brillante. Otros dos, con trompetas plateadas, salen del salón y se dirigen al segundo piso mientras un grupo de chicas vestidas con leggins ensayan los pasos de baile.
Pa pa pa pa paaaaaaaaa suena la voz de Natalia, la coreógrafa, marcando el compás. A cada beat de la música lo acompaña un movimiento de brazos o piernas. Varias chicas van llegando y se suman a los pasos. En una de las esquinas del salón alguien ondea una bandera azul que hace un ruido especial, como de tela tensa en movimiento. Luego aparecen más banderas de colores brillantes y yo comienzo a recordar a esas bastoneras de la banda marcial del colegio de mi hermano que íbamos a ver desfilar cada domingo. A lo lejos suenan unos redoblantes y decido seguir el sonido hasta la terraza.
Las luces de las casitas del cerro y las de la estación del metro alumbran un poco las caras de los chicos que mueven con agilidad las baquetas entre sus dedos y golpean con ritmo los tambores. Un… un, dos, tres, cua… y comienzan una y otra y otra vez el redoble. Más cerca de las escaleras que conducen a los pisos de abajo se instalan 4 chicas con 4 pares de platillos dorados que enlazan en cada una de sus manos y los entrechocan con fuerza, mientras mantienen una marcha constante sin moverse del lugar.
Más abajo suenan los vientos. Tubas, melófonos y trombones van afinando mientras Juan Camilo, su profesor, pide más rapidez en la melodía. Dos, tres, cuatro. Respiran profundo y los labios comienzan a vibrar en las boquillas. El aire viaja por los instrumentos y llena de música el salón.
Esta es una banda distinta. No es una sinfónica, como las que ensayan también en este lugar, aunque es una ‘hija’ de esa red. Esta es una banda show. Su director, Robinson Zapata, perteneció a la Red de Escuelas de Música por muchos años y siempre creyó que las bandas de marcha que conocía no tenían un buen nivel pues carecían de formación musical. Una vez un profesor le propuso que en vez de criticarlas hiciera algo al respecto, algo diferente. “Varios amigos de la Red dijimos: listo, vamos a formar una así y la música que hacen las sinfónicas en un teatro vamos a llevarla a la calle, y así fue como empezó, llevamos esa música a la calle”, afirma Robinson.
De eso hace ya 13 años y hoy Medellín Gran Banda es una corporación musical que ha ganado 38 premios nacionales y 2 internacionales, entre los que se encuentran 2 mundiales a los que fueron gracias a las becas de circulación internacional de los Estímulos al Arte y la Cultura de Medellín en 2014 y 2017.
-¿Cuánto van a pedir?, les preguntó quién los asesoraba.
-165 millones de pesos, para ir al mundial de bandas en Estados Unidos, le dijo Robinson
– Están locos. No se los van a dar.
Pero Robinson insistió. Ir a un mundial se había convertido en la meta de los músicos y bailarines que integraban el grupo desde que conocieron en el 2013 a unos profesores estadounidenses que comenzaron a capacitarlos luego de verlos presentarse en el Desfile de Silleteros y quedar asombrados con la banda, asegurandoles que podrían convertirse en la mejor de latinoamérica en su tipo.
Cuando obtuvieron el estímulo les costó creerlo. Robinson cuenta que llamó a muchas personas para asegurarse de que era cierto. En ese entonces en los lineamientos de la convocatoria se planteaba un monto por integrante y por la cantidad que tenía Medellín Gran Banda la beca ascendió a 152 millones de pesos. Una cifra que no hubieran podido conseguir ‘vendiendo empanadas’, comenta Robinson.
Al estímulo se le sumaron más alegrías. Viajar a Estados Unidos, para muchos el primer viaje que hacían en avión fuera del país, fue una. La otra, ganarse el mundial. Robinson recuerda que cuando anunciaron a los ganadores por los altoparlantes, ellos, que no sabían inglés en ese entonces, no se enteraron de nada hasta que un grupo de colombianos que había cerca les avisaron y la felicidad se les desbordaba. Ese premio los posicionó como una de las mejores bandas en su género en el país.
Para seguir con el proceso de formación que habían empezado con los norteamericanos, se presentaron en el 2015 a una beca de creación en la modalidad para montaje artístico dirigido a bandas marciales que Robinson sugirió desde el Consejo Municipal de Cultura. Salieron nuevamente beneficiados y eso continuó nutriendo a la agrupación y sembrando más sueños mundialistas en los nuevos integrantes.
En 2017 decidieron volver al campeonato mundial a través de las becas de circulación. Esta vez el recurso era menor, pues cambió la norma. Ahora se asignaban no más de 60 millones de pesos por agrupación, sin importar el número de integrantes. Volvieron a ganar. La beca y ¡el mundial!
Las bandas de guerra son militares. La historia que se conoce es que cada ejército tenía una banda y a los primeros que lanzaban a la guerra era a los músicos. Eran los que hacían los llamados con los tambores. Es música y disciplina militar. En Colombia se llamaban ‘de guerra’ hasta que el presidente Belisario Betancur les cambió el nombre por ‘bandas de marcha, bandas de paz’ para dejar de lado el estigma de la guerra.
La pregunta por lo folclórico hizo que otro tipo de agrupaciones se involucraran con este formato. Las bandas de marcha comenzaron a ser una mezcla de chirimías y sinfónicas. El concepto estaba algo disperso. Luego se crearon categorías:
- Categoría marcial: bandas militares.
- Tradicional latina: incluye timbal, conga e instrumentos latinos.
- Semiespecial: incluye todos los instrumentos cromáticos de metal.
- Musical: incluye los instrumentos cromáticos de metal y madera.
- Banda show: incluye baile, interpretación de todo tipo de música. Creación de espectáculos.
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