«Hay una cosa con los artistas, y es que nos sentimos avergonzados de cobrar lo que vale el trabajo» Carlos César Arbeláez. Guionista. y jurado en el Programa de Estímulos.
“Yo creo que podrían existir otro tipo de reconocimientos, la beca más poética… así no ganara. Y que de pronto las personas pudieran aspirar a ese reconocimiento incluso más que el dinero, porque acá nos estamos educando en ganar… es como un casino. Pero incluso en Las Vegas existe entretenimiento para los perdedores”. Federico López
“Hay algunos Estímulos que casi han pasado inmodificables por décadas, porque son entendidos como una conquista de la gestión de los sectores artísticos de la ciudad”. Carlos Mario Guisao. Subsecretario de Arte y Cultura (2012 – 2016).
«No es crear un proyecto para la beca, es aprovecharla para materializar algo que ya está». Diego Molina, Técnico en procesamiento digital y Tecnólogo en informático musical.
“Creo que es tóxico que un ente gubernamental determine el tema de creación de las convocatorias. Si es así deberían llamarse “Becas pedagógicas de creación usando el arte como medio” Esteban Betancur. Docente Investigador – Música y programación
«Las becas no estimulan la creación, estimulan la creación sociológica, es decir, estimulan los almuerzos» Santiago Rodas. Poeta. Grafitero. Co-fundador editorial Atarraya.
«Hace falta esa conexión del Programa de Estímulos con la academia o con los gremios específicos». Olga Acosta. Co-Directora de Puente
“En la Secretaría de Cultura no tienen una apuesta de difusión a la altura de ese recurso tan importante”. Javier Burgos. Ex Coordinador Casa de la Cultura Los Alcázares.
«Queremos unas becas con pocas ataduras para evitar el peligro de estatizar la cultura o de subordinarla» Jorge Melguizo. Secretario de Cultura Ciudadana (2005 – 2009).
«Es normal ver que en muchos festivales se traen unas figuras internacionales que cobran mucho, pero aquí le ofrecen tres pesos a los músicos, y eso es tenaz». Natalia Valencia. Música compositora. Magíster en Música con énfasis en Composición.
“Creo que muchos de los artistas que participan de las becas piensan a gran escala pero que sin las becas no podrían haber hecho las obras que hacen» Alejandro Vásquez, sector cultural, Director Galería Paul Bardwell, Centro Colombo Americano
«El Acuerdo Municipal 48 de 2011 ha garantizado la continuidad del programa de convocatorias públicas de arte y cultural, pese a los cambios de administraciones» Isabel Cardona. Coordinadora Programa de Estímulos 2008 – 2011.
«La globalización de la telecomunicación y de la información nos permite tener una banda sinfónica en la palma de la mano». LuZero. Artista
“El Consejo Municipal de Cultura tiene una incidencia importante en decidir cuáles son las categorías (áreas y modalidades de los Estímulos) porque se supone que son los que están en campo abierto» Javier Burgos. Ex Coordinador Casa de la Cultura Los Alcázares.
«El gran hito para tener ‘Estímulos’ fue la Constitución del 91. Desde ese año los planes de gobierno debían incluir procesos culturales y el tema del reconocimiento del otro. María Emma Mejía y la Consejería Presidencial para la Paz tuvieron un rol fundamental en Medellín». Victor Muñoz. Artista e integrante del Museo Casa de la Memoria
“En Medellín lo que se promociona es competitividad y globalidad, que es un discurso estándar como respuesta a la agenda neoliberal que en Colombia está bien implementada desde los 90 con César Gaviria» Gyna Millan. Investigadora.
«¿Cómo se mide la trayectoria de un artista? En un momento era edad, en otro era número de exposiciones…¿Y es que uno cuándo emerge? Si yo me gano una beca, pero después no tengo con qué comer y nadie me conoce… emergí y me sumergí”. Juan Caicedo. Artista y docente.
«Hoy gran parte de los equipamientos, proyectos, festivales, espacios que ofertan y que se hacen preguntas por la cultura en la ciudad son resultado de procesos de reivindicación frente a la violencia». Ana María Restrepo, Directora del Centro de Desarrollo Cultural de Moravia
“Una falta de conocimiento de las especificidades de las modalidades hace que los montos que se ofrecen, los tiempos de ejecución que se proponen y los resultados esperados estén alejados de la realidad de cada sector” Álvaro Vélez. Historiador y Dibujante.
«¿Qué tanto el secretario y el subsecretario tienen la capacidad de determinar qué se hace y qué se programa en Medellín? Eso, a mi modo de ver, es una concentración muy delicada del poder y de la decisión. María del Rosario Escobar. Secretaria de Cultura Ciudadana (2012-2016)
«Sobre la innovación: Tengo problemas con ese término. Veo que es más empresarial. Para que las empresas o las ciudades aparezcan en rankings». Diego Molina, Técnico en procesamiento digital y Tecnólogo en informático musical.
«Es muy duro el asunto de la cultura en una ciudad donde quienes nos administran tienen un pensamiento de san andrecito» Germán Arango “Lukas Perro”. Corporación Pasolini.
«¿Si no hay estímulos cuál es la otra base o la apuesta cultural de la ciudad?» Javier Burgos. Ex Coordinador Casa de la Cultura Los Alcázares.
«Pronto se tiene que acabar la quemadera de DVD, la enviadera de documentos». Tomás Campuzano. Realizador audiovisual y Co-director de Mamut.

Estímulos al rebusque y la supervivencia

La historia de los Estímulos al Arte y la Cultura de Medellín la cuentan no sólo los que ganan, que representan aproximadamente el 4% del total de participantes, sino ese otro 96% que lo intenta sin éxito. ¿Qué significa no ganarse una beca a la creación? ¿Qué se siente quedar siempre de segundo, tercero o cuarto?

Formulario impreso y firmado, dos copias. ¿Dentro o fuera del sobre? Revisa otra vez los lineamientos de la convocatoria: una copia impresa de la propuesta, listo. Cuatro copias digitales en CD, DVD. Mmm, mejor en USB ¿cómo van a leer esos CD´s en esta época? Copia de la cédula, ya. Declaración de residencia, sí. La propuesta impresa en papel bond, tamaño carta, sin argollar, sin empastar. Las cuatro copias digitales en sobres independientes cada una, marcados. Cuatro sobres dentro de otro sobre. Las dos copias del formulario impreso y firmado en original deben quedar por fuera del sobre de manila. Uff, siquiera no los metió. ¿El sobre iba sellado o abierto? Ya qué va. Allá pregunta. Hay que correr. El plazo se cierra a las 3 de la tarde.

Este se ha vuelto el ritual de Ángela y Santiago cada año. Presentarse a la Convocatoria de Estímulos para el Arte y la Cultura de Medellín. Ella con Máquina Espía Ficción, la empresa audiovisual que creó hace varios años junto a Juan David Gil y él independiente, como Santiago Rodas. Poeta, escritor, graffitero.

Llegan los resultados y hay otro ritual que se repite. Meterse al sitio web de la Alcaldía, buscar la convocatoria, la modalidad, ver o descargar informe de evaluación, click descargar, abrir el pdf borroso y entusiasmarse por revelar al fin ese misterio de la espera. Deslizar rápido, rápido hasta llegar al cuadro con los nombres y los puntajes, buscarse ahí. Desilusionarse. Cerca. Otra vez cerca. Pero no. Este año tampoco fue.

Ángela se ríe mientras hace memoria de todas las veces que se ha presentado a las becas y no ha ganado. “La primera vez que participamos fue en el 2008. Ese año la productora no llegó a tiempo, llegó con los papeles desordenados, sin argollar. En ese entonces había que llevar argollada la propuesta entonces no se lo recibieron. Ese año fue muy triste. Ya para la segunda vez lo logramos encuadernar y estuvimos a punto de ganar, creo que quedamos de segundos o de terceros. Se ganaba con 90 puntos o algo así y nosotros teníamos 86”.

Rendirse no era una opción. Así que Ángela Tobón y su equipo siguieron intentándolo al año siguiente, en el 2010. Se presentaron de nuevo en el área de audiovisual a la beca para realización de cortometraje de ficción con Benjamín en Tecnicolor, la historia que desde el 2008 estaban tratando de producir. Y ahí sí Máquina Espía Ficción apareció en la primera hoja de la lista de resultados. ¡Ganaron!

Fue tanta la alegría que ese estímulo les trajo y la confianza en esa forma de financiar sus historias que de ahí en adelante se siguieron presentando todos los años con nuevos proyectos. 2011: nada. 2012: nada. 2013: nada otra vez. Cada año el argumento de los jurados era muy similar al que les dijeron esa primera vez que no ganaron: es muy bueno pero parece un proyecto inviable, muy difícil de realizar. Ángela y Juan David lo saben. Crear universos fantásticos no es fácil, pero esas son las historias que más los mueven.

Santiago se presentó por primera vez en 2011 con un proyecto para un libro de poesía sobre varios lugares de la ciudad. No pasó. Luego en el 2013 volvió a intentarlo con un proyecto de muralismo. Tampoco. Tal vez lo intentó de nuevo en el 2014, pero no se acuerda. Al año siguiente se presentó con un proyecto de novela y nada. Eso lo desilusionó y desde entonces dejó de presentarse a la convocatoria. “Cada vez desconfío un poco más. No porque no haya ganado yo o porque crea que voy a ser mejor que todos, sino sobretodo por los productos resultantes de las becas. Si uno encontrara proyectos que realmente valieran la pena, bueno, pero me he encontrado con que no”, asegura Santiago, refiriéndose a varias novelas, libros de poesía y proyectos de muralismo que, a su juicio, no tienen una buena calidad ni logran un impacto importante en la ciudad.

Ángela y Juan David son más optimistas. Otercos’, como dicen ellos. A pesar de que sus proyectos no parezcan viables y que ganarse un estímulo para producirlos sea ‘raro’ lo han seguido intentando cada año. 2014: nada. 2015: quedaron de cuartos. 2016: casi, casi. “Nos ganaron unos estudiantes míos por 0,3. Fue una ilusión super fugaz. Yo decía, ‘no puede ser, cómo así que no ganamos”, recuerda Ángela, quien además de realizadora audiovisual es docente de cátedra de la Universidad de Medellín.

Sentirse tan cerca de ganar motiva mucho a los integrantes de Máquina Espía Ficción y su cortometraje SOS lo estaba, así que en 2017 volvieron a intentarlo… Y nada, quedaron de séptimos. Sin embargo no se desanimaron y lo enviaron a la convocatoria del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC). Pasaron. Lo presentaron ante los jurados en un pitch y ganaron. Hoy el cortometraje está en postproducción.     

El rebusque de la cultura

Los fondos concursables son la manera que muchos proyectos artísticos y culturales han encontrado para financiarse y aunque algunos no logran producirse sin esa subvención pública, otros buscan alternativas, se la rebuscan.

Quiénes desarrollan proyectos audiovisuales lo tienen muy claro, pues incluso ganarse el estímulo financia sólo una parte de lo que una producción cuesta. Por eso muchas empresas, colectivos y realizadores independientes se preocupan por generar estrategias de mercadeo con los proyectos. “Con Benjamín en Tecnicolor hicimos algo que llamamos el kit Benjamín. Grabamos unas piezas, hicimos un teaser, hicimos las ilustraciones de los personajes, un infomercial súper gracioso y dijimos vamos a venderle esto a la gente. Nos pagaban como 20 mil pesos por ese DVD y con eso nos financiamos el scouting, los casting. Hay que pensar en cómo ampliar los universos a otras plataformas o involucrar las marcas dentro del universo”, asegura Ángela.

Santiago está convencido de que los proyectos siguen adelante con o sin la ayuda de la Alcaldía, pues los creadores andan siempre buscando nuevas maneras. Eso, para él, significa ser del tercer mundo:

“El Estado nos brinda unas posibilidades pero nos ha anulado todo el tiempo con otras. La gente sigue con las pulsiones. La gente no necesita 10 millones de pesos para hacer las cosas. Las becas no estimulan la creación, estimulan la creación sociológica, es decir, estimulan los almuerzos… Pero la creación no se estimula, eso se estimula solo adentro, es una cosa de lo humano. Si a vos te interesa pintar, pintás con lo que sea. Si te gusta la poesía no necesitás ni un lápiz para escribir. Es la recursividad del tercer mundo”, añade.

“Yo creo que ganarse una beca significa un estímulo, para la supervivencia”, continúa Santiago, analizando cómo las subvenciones se convierten en dinero que los creadores usan para pagar el arriendo, comprar comida o para ahorrar y pagarse sus estudios.

Ilustración de @Teresa Rodrigues. https://dribbble.com/shots/3372367-Try-again?utm_source=Pinterest_Shot&utm_campaign=joaoverissimo&utm_content=Try%20again!&utm_medium=Social_Share

Cazafortunas

En Colombia la financiación pública de la cultura es una obligación. Lo dicta el artículo 71 de la Constitución Política de 1991. Sin embargo, la inversión forzosa por ley es sólo el 3% de los gastos de libre destinación que equivalen a un 42% de los recursos que la Nación transfiere a los departamentos y municipios. [1]

Los Estímulos al Arte y la Cultura son una de las estrategias que emplea el Estado para fomentar la creación y la producción artística y cultural. En Medellín se implementaron desde 2004 y el año pasado superaron los 2500 participantes. Sin embargo, en los últimos 5 años solo el 4% accede a los recursos.

Hay muchos gestores y creadores culturales que encuentran en las becas y premios su principal fuente de financiación o incluso la única. Esperan ganarse al menos una convocatoria por año para producir. Ni Ángela ni Santiago creen que eso sea una buena idea. Está bien presentarse, intentarlo, pero hay quienes lo ven sólo como una oportunidad económica y se vuelven expertos en presentarse a convocatorias.Mercenarios de becas’ los llama Santiago.

Esa ‘maestría en convocatorias’ si bien hace que se redacten muy buenos proyectos, en cuanto a forma, también puede generar que muchos institucionalicen sus discursos en función de la administración de turno y que los proyectos terminen por encasillarse, complaciendo visiones políticas más que concepciones estéticas y sociales.

“No es satanizar al Estado. Las becas son una cosa interesante desde el punto de vista que promueve formas culturales. Que las becas existan me parece maravilloso. Que haya una oposición a las becas también me parece maravilloso. Yo creo que casi toda la gente, incluso los que se oponen a las becas, se presentan, para ver qué pasa. Porque aquí la Alcaldía financia un montón de cosas, incluso en contra de la Alcaldía”, asegura Santiago.

Cuestión de suerte

Ángela confiesa que ha tenido momentos en los que se desanima y piensa en no seguirse presentando. Pero sentirse siempre tan cerca le devuelve la confianza de que algo están haciendo bien. Para ella y Juan David los estímulos son la oportunidad de convertir en proyectos las ideas e irlos afinando más y más con los comentarios de los jurados. Por eso siempre reclaman esas evaluaciones para preguntarse en qué fallaron esta vez y cómo pueden ajustarlo para el año siguiente. Con el proyecto de Benjamín, por ejemplo, se hicieron asesorar en guión luego de que los jurados lo calificaran de fábula y esa reestructuración les ayudó muchísimo.

“Recuerdo que en el 2009, cuando reclamé los resultados para ver las observaciones tenía tachado el número 90 y lo cambiaron por el 86 y ahí yo pensé ‘Benjamín estuvo guerriándosela y hubo una decisión de último momento que cambió el puntaje’, porque había un tachón. Entonces luego de asesorarnos, afinar el proyecto, ya sí dijimos ‘juemadre si esta vez no ganamos es porque en serio no le atinamos al jurado que nos iba a premiar, porque a veces pasa. La prueba de eso fue en el 2017, no ganamos en la Alcaldía pero sí ganamos en el FDC y el proyecto fue el mismo, no cambiamos nada, entonces yo decía, esto también es cuestión de suerte”, comenta Ángela.

Para Santiago es inevitable que la evaluación de los propuestas presentadas sea un asunto subjetivo, a pesar de que existe un formato matemático de calificación y una plataforma en la que los jurados se inscriben, se cuestiona por cuáles son los criterios de selección de esos jurados y por quiénes son los ‘jurados de los jurados’.

“Lo que a mí me ha hecho no enviar en los últimos dos años, es descreer de los jurados. Yo sé que hay un banco de jurados pero al final eso también se escoge más o menos por unos criterios, que no sé cuáles son. Hay una primera selección clara, donde la gente se postula, pero luego de esa selección la siguiente ¿cómo se da?”, se pregunta Santiago.

Aún así, con todo el sinsabor que dejan los intentos fallidos, Ángela y Santiago continúan haciendo producción artística y cultural independiente en la ciudad. Él asegura tener como una ‘pulsión de perdedor’ y confiesa estarse pensando maneras para fracasar cada vez mejor. Sin embargo, esos fracasos lo han impulsado a la publicación independiente, incluso a crear Atarraya, la editorial con la que crea libros hechos con detalle y cuidado desde hace 2 años. Ella insiste en insistir, pues ganar siquiera 2 de las 10 veces es ya un buen mérito. Como dicen por ahí ‘el que persevera alcanza’ y Ángela tiene toda la paciencia que haga falta para seguirle insistiendo a sus sueños.

Autora: Natalia Villa D. 

Comunicadora Social- Periodista de la UPB. Se la pasa escuchando historias, algunas las escribe, otras las cuenta en imágenes en movimiento. Aprendiz de maga/yogui/hippie.

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